Pautas comentario de mapas históricos

 Pautas y estructura  para el comentario y análisis de mapas históricos


Introducción

En esta primera parte se debe señalar si se trata de un mapa histórico (éste suele ser el caso de la práctica mayoría de mapas) o de otra tipología asociada a un hecho histórico (político, físico, etc.) e indicar la temática general que representa.

A continuación, se tiene que “ubicar” temporal (fecha –exacta o aproximada- o momento histórico) y espacialmente (espacio geográfico/político que representa el mapa) la fuente que vamos a analizar.

Si se indica en la propia fuente documental, es conveniente señalar la fuente del documento (BNE, Archivo Histórico Nacional, etc.).

Ej.: El documento a analizar es un mapa histórico que muestra la nueva configuración política y territorial del continente europeo tras la firma del Tratado de Utrecht (1713-1715), el cual ponía fin a la Guerra de Sucesión Española (1701-1713).


Comentario y análisis

En este apartado se realizará un análisis del mapa, relacionando el contenido del mismo con los elementos que nos muestra la cartografía (zonas o regiones que aparecen, símbolos –fijarse en la leyenda ante símbolos de batallas, revueltas, puntos comerciales,- etc.).

Primero se deberá hacer referencia al contexto histórico en el que se encuadra el mapa.

Seguidamente el análisis se centrará en el suceso histórico al que se refiere. Se  deberá abordar los antecedentes que han llevado hasta el punto reflejado en el mapa, explicar el hecho representado -en todo momento relacionándolo con los elementos presentes en la cartografía- y comentar sus consecuencias.


Conclusión

La conclusión, la cual no es obligatoria, deberá de ser siempre objetiva y no excesivamente extensa, deberá de recoger, principalmente, un comentario respecto a la relevancia del hecho histórico/tema tratado, así como comentar las repercusiones del mismo en el futuro a corto y medio plazo desde el momento histórico en el que ubicamos la fuente.



Ejemplo de comentario de mapa



Introducción

La fuente documental a analizar en las siguientes líneas es el mapa histórico dispuesto previamente, en el cual se muestran los principales focos de sublevaciones y revueltas, así como las batallas más relevantes, que tuvieron lugar en el territorio peninsular de la Monarquía Hispánica y que marcaron la crisis de 1640 durante el reinado de Felipe IV (1621-1665).

Comentario

El mapa a analizar refleja la situación de la Península Ibérica, bajo dominio de la Monarquía Hispánica, en la década de 1640, periodo en el que estallan una serie de sublevaciones y revueltas en distintas zonas del territorio como punto culminante de una serie de presiones fiscales y militares por parte de la monarquía con repercusiones que afectaron desde la nobleza hasta el campesinado, pasando por la burguesía.

Dichos movimientos de revueltas tuvieron su punto álgido en Cataluña y Portugal, tal y como podemos apreciar en la simbología del mapa referida a las sublevaciones. Ambos territorios estaban bajo el mandato de la Monarquía Hispánica y se encontraban en una situación de hastío fiscal como consecuencia del proyecto de la Unión de Armas planteado por el conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV, en 1625. A esta situación se unía la presión económica y militar sobre ambos territorios.

En este contexto, en junio de 1640 se produjo una fuerte revuelta en Cataluña –conocida como el Corpus de Sangre- como reflejo de la ferviente oposición del territorio al proyecto político de la Unión de armas y a la presión fiscal, económica y militar que llevaban años sufriendo por parte del gobierno del conde-duque de Olivares. La cruenta represión de dicha revuelta por parte de las fuerzas monárquicas tuvo como principal consecuencia el arresto del virrey, lo que propició que los sublevados pidieran apoyo a Francia, que no dudó en mandar tropas para ocupar el territorio, tal y como podemos apreciar en el mapa mediante las flechas de color rojo. Este hecho provocó la respuesta monárquica (también apreciable en la simbología del documento mediante las flechas de color morado), que decidió ocupa el territorio dirección Barcelona. Esta sucesión de hechos derivaría en la Guerra dels Segadors (1640-01652), entre las fuerzas sublevadas de Cataluña y el ejército monárquico, de un lado y la guerra entre la Monarquía Hispánica y Francia, del otro. ésta terminaría con el Tratado de los Pirineos (1659), por la que la Monarquía Hispánica tuvo que ceder territorios a Francia.

Paralelamente, y aprovechando el contexto de inestabilidad, la nobleza y la alta burguesía portuguesa promovieron una rebelión a finales de 1640 dirigida por el duque de Braganza, quien se autoproclamó rey de Portugal como Juan IV. La respuesta castellana centraría sus esfuerzos en el norte del territorio luso y en los límites de los territorios extremeños y portugueses, tal y como podemos visualizar en el mapa; no obstante, éstos fueron insuficientes para contener el avance sublevado, dando comienzo a la Guerra de Restauración de Portugal (1640-1668), la cual concluiría con la independencia de Portugal respecto de la Monarquía Hispánica.



Conclusión

El desarrollo de los conflictos mostrados en el mapa, sumados a los que la Monarquía Hispánica tenía abiertos en el resto de Europa y de sus dominios es reflejo de la situación de inestabilidad social y militar existente en el seno del Imperio español a mediados del S. XVII. La imposibilidad de abarcar exitosamente la totalidad de ellos y sus resultados, no del todo favorables para la Monarquía Hispánica y ciertamente beneficiosos para Francia y las emergentes Provincias Unidas dio inicio al fin de la hegemonía hispánica en Europa.



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